Conversaciones

Una forma de registrar la relación con mi viejo. Una forma de estar cerca. Una forma de memoria. Una forma de afecto.

Tuesday, March 28, 2006

Dos formas de ver las cosas, la misma cosa

Mi viejo es un tipo con el cual puedo hablar de muchas cosas. En ciertos terrenos la conversación se torna un tanto tirante debido a que las visiones que tenemos de la vida son diferentes. Sin embargo puedo decir que coincido en muchos aspectos fundamentales. De hecho algunas concepciones del mundo las he tomado de él. Ser padre no debe ser cosa fácil, y la principal diferencia entre nosotros es que yo todavía no lo soy. Sus preocupaciones son razonables, puedo entenderlo, como creo que él puede entenderme. La comunicación entre nosotros siempre ha sido buena, pero por momentos, mi inmadurez ha producido que me envuelva en corazas difíciles de penetrar.
Hoy la charla comenzó en terrenos desde hace tiempo recorridos. Trabajamos juntos y la comunicación empieza ahí: los lugares comunes en donde ambos nos movemos. De fondo, siempre hay algo más y ese algo más remite al asunto de las drogas. La marihuana, el posible y oscuro mundo de la cocaína, otras drogas más peligrosas. ¿Qué viene ahora?, me dijo en un momento, "leyendo tu blog, fuga por el sol, había una parte en que le hablabas a un chico de 15 años y le decías que no habías traído otras drogas, ¿que viene ahora?"
Por un momento traté de no ir sobre el tema, pero inveitablemente la charla continuó y le conté de mi experiencia con la Ayahuasca. No del modo que hubiera querido. No pude transmitirle y explicarle algo que tal vez nos llevará mucho tiempo (a los dos) entender. Entender desde donde vivo mis experiencias y elecciones, así como él vive las suyas. "En algunas cosas puedo ser moderno, en otras no".
Ahora, ya en casa, me decidí a empezar con un nuevo blog, este, donde trataré de recrear estas conversaciones que tanto bien me hacen. A pesar de las incertidumbres, de los desaciertos, estar en contacto con la gente que uno quiere, es necesario. Y hoy me di cuenta que mi viejo necesita saber de mí, saber en que ando y como estoy, tanto como yo de él. A veces no es fácil porque las situaciones que se generan son difíciles de sobrellevar. Siempre me costó aceptar cosas que me dicen, así como aceptar cosas que pienso y decirlas. "A la larga siempre tuve razón en decirte que hay cosas que iban a pasar y pasaron", me dijo. Creo que estás equivocado viejo, creo que ese es un temor, más que una realidad.
No sé si puedo transmitir lo que me pasa, aún con la palabra escrita, sitio en el cual me siento como un pez en el agua. ¿Qué ves en mí? ¿Creés que estoy yendo para atrás?, le preguntaba yo. Y él me decía que no. En eso estamos de acuerdo. A pesar de la búsqueda de límites, el esporádico asomarme a la cornisa, siempre decido no saltar. No me siento mal con el camino que estoy eligiendo. La búsqueda, la curiosidad, el cuestionarme, criticarme, explorarme. No sigo un mal camino, cada vez, a pesar de los dolores y de los palos, de las caídas, me siento más conforme conmigo. No tengo demasiadas convicciones, en un momento, siendo más pendejo estaba de convencido de ciertas cosas. Ahora creo que todo puede cambiar. Si estoy seguro en el afecto, en la búsqueda, en la necesidad de generar un proyecto de vida, en hacer las cosas que a uno lo apasionan, en vivir sano de espíritu, en creer en las elecciones propias.
Esto que acabo de escribir, como todo lo que escribo, es para el futuro y siempre, las cosas pueden cambiar. No quiero defender nada, sólo quiero estar en paz y vivir lo más feliz que pueda. En eso estamos de acuerdo y estoy contento por eso.

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